Cuando el frío metálico de la madrugada
atravesó su espalda
y se descubrió desnudo
y tendido sobre el asfalto de la ciudad,
se levantó lentamente y,
antes de volver a casa,
recogió en preciosos y delicados ramos
la hierba y las flores que la lluvia había dejando en las aceras.
recogió en preciosos y delicados ramos
la hierba y las flores que la lluvia había dejando en las aceras.
1 comentario:
Estos días tristes que nos esforzamos en disimular, esta primavera que ahora no nos viene bien, el desasosiego que nos inunda las sienes... Nada más que esto es el ahora, nada más que ahora somos nosotras. Y ya no.
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